Scroll Top
La profesionalización de la comunicación para el desarrollo: relaciones entre la teoría y la práctica
Page/Post Excerpt

Propuesto: 12 de marzo de 2012
Evaluado: 11 de abril de 2012
Aceptado: 25 de abril de 2012

CIC_ Cuadernos de Información y Comunicación

2012, vol. 17 255-266

Resumen

La comunicación en el ámbito del desarrollo está embarcada en un proceso creciente de profesionalización. Tanto los agentes de cooperación (agencias multilaterales o estatales, ONGD, etc.) como los medios de comunicación están dedicando más espacio y recursos a la comunicación de temas como el hambre, el desarrollo sostenible… El tratamiento de la información y las estrategias de comunicación se hacen más complejas y requieren de un mayor conocimiento por parte de los profesionales dedicados a ello. La academia, por su parte, se dedica al desarrollo teórico crítico, y los debates intelectuales se alejan en general de la realidad profesional, pero mantienen una visión crítica en busca de un desarrollo más justo. Este artículo explora las relaciones entre la universidad y la práctica en el ámbito de la comunicación para el desarrollo y analiza las posibles sinergias y consensos que puedan servir para promover sociedades más democrática, ambiental, social y culturalmente justas.

Palabras clave: comunicación, desarrollo, profesionalización, universidad, investigación, docencia.

Abstract

Development communication is increasingly engaged in a professionalisation process. Cooperation agents (from multilateral agencies to NGOs) and mass media are dedicating more and more space and resources to hunger, sustainable development or health issues. Information treatment and development communication strategies that are being used are complex and require higher knowledge from professionals. Development academics have been involved in theoretical debates away from professional practise. This article explores the relationship between university and communication development professional practise, analysing possible synergies and consensus that can promote more democratic and ambiently, socially and culturally fairer societies.

Palabras clave: communication, development, profesionalization, university, research, education.

Résumé

La communication dans le domaine du développement est engagée dans un processus de professionnalisation. Les deux agents de la coopération (organismes multilatéraux ou d’États, ONG, etc.) et les médias consacrent de plus en plus d’espace et de ressources pour les themes de communication et developpement comme la faim, le développement durable… Le traitement des stratégies d’information et de communication et chaque fois plus complexe et  éxige une meilleure compréhension des professionnels à cela dédiés. L’Académie, pour sa part, s’occupe au développement théorique critique et aux débats intellectuelles, généralement loin de la réalité professionnelle,  mais tout à l’heure soutiennt unpoint de vue critique à la recherche d’un développement plus équitable. Cet article explore la relation entre l’université et de la pratique dans le domaine de la communication pour le développement et analyse des potentiels de synergies et de consensus qui peuvent servir à promouvoir des sociétés plus démocratiques, environnementales, sociales et équitables sur le plan culturel.

Palabras clave: communication, développement, professionalisarion, université, recherche, education.

1. La profesionalización del modelo de desarrollo modernizador (1950-1990)

Después de la Segunda Guerra Mundial, el desarrollo empieza a adquirir relevancia, difusión y capacidad de acción (Monreal y Gimeno, 1999)(1). En las primeras dos décadas, entre los cincuenta y los setenta del siglo XX, se aplicó exclusivamente el paradigma modernizador iniciado por el presidente estadounidense Harry Truman. El papel de la comunicación en este modelo es principalmente de difusión de innovaciones, del conocimiento procedente de Norte desarrollado hacia los países pobres. Así, los inicios de la comunicación para el desarrollo se realizaron en términos funcionales, enfocándose a producir mensajes efectivos, principalmente en programas de extensión agrícola (Waisbord, 2005). Este modelo ha recibido muchas críticas que han nutrido las actuales teorías y estrategias comunicativas para el desarrollo. Sin embargo, pese a la profunda revisión de los modelos, en la teoría y en una parte de la práctica profesional siguen siendo dominantes en muchas organizaciones (Gumucio-Dagron y Tufte, 2008).

Las críticas al modelo modernizador se suceden desde los años sesenta y se producen desde todos los ámbitos disciplinares que participan en la cooperación al desarrollo. Se señalan múltiples abusos, un aumento de la desigualdad y la aparición de víctimas del desarrollo cuyas acciones suelen fomentar la reproducción del poder(2). Los medios de comunicación utilizados para promover programas pedagógicos difunden información de regímenes autoritarios en programas educativos radiofónicos que buscan fomentar la cohesión colectiva (Gumucio-Dagron y Tufte, 2008). Este modelo modernizador, que adopta un carácter “de arriba a abajo”, se pone al servicio de los Estados sin tener en cuenta la diversidad cultural y social u otros objetivos de bienestar social (Waisbord, 2005) pero tampoco la lucha contra la pobreza o el hambre, la salud de la población, la democratización, la sostenibilidad ecológica, etc. Los programas de comunicación para el desarrollo son diseñados por técnicos y expertos que tienen poco conocimiento de las condiciones de vida, capacidades o necesidades de las áreas y comunidades donde han de aplicarse y utilizan de forma unidireccional y vertical los grandes medios de comunicación de masas.

La profesionalización del desarrollo en los primeros momentos es muy incipiente y se va acrecentando con las décadas (Escobar, 1996). Desde los años setenta del siglo XX, ha ido asentándose la institucionalización de la comunicación para el desarrollo en las agencias multinacionales. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación fue pionera en este sentido al poner en marcha el modelo de difusión de innovaciones (Gumucio-Dagron y Tufte, 2008). Desde los puestos profesionales surgidos, se han aplicado las teorías y métodos de esta disciplina y han aportado sus nuevos conocimientos para sugerir formas y estrategias de comunicación mediante las que alcanzar los objetivos propuestos por el desarrollo, transformando las formas de hacer de las primeras décadas del desarrollo y su modelo arriba-abajo de comunicación.

Si bien la profesionalización de la comunicación para el desarrollo se ha acentuado en los últimos años, no es un proceso terminado (Molina Cañabate, 2006). Especialmente en nuestro país —donde la cooperación no se inició hasta los años ochenta— o en los contextos en desarrollo, sigue siendo una asignatura pendiente, como señala Manuel Acebedo (2006). El Informe sobre las necesidades comunicativas de las ONG, publicado en el 2011, también señala que las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) están incrementando la gestión de la comunicación ()Fundación Hazlo Posible (FHP), 2011).

Esta profesionalización puede verse en el mayor espacio dedicado a este ámbito en los periódicos generalistas, en el surgimiento de medios digitales especializados en desarrollo (blog 3.500 millones de El País), en el interés creciente de las ONGs al convertirse en fuentes fidedignas y accesibles (periodismo humano, haz lo posible, canalsolidario), en la creación de códigos de conducta (CONGDE) y finalmente, en el aumento de puestos de trabajo especializados que se estaban generando al menos hasta el estallido de la crisis(3).

Sin embargo, también cabe señalar las carencias en la profesionalización como la falta de formación específica (Inagaki, 2007), la pendiente incorporación de las organizaciones de desarrollo a las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (Acevedo, 2006) o la existencia de nuevas metas por cumplir, como señalan las propias ONG (FHP, 2001)(4).

En esta creciente profesionalización, las habilidades y carencias señaladas pueden servir como acicate para que la universidad incluya las competencias docentes e investigadoras necesarias para cumplir los objetivos de la comunicación para el desarrollo, como iremos viendo a lo largo del artículo.

2. En busca de diálogos y consensos para una mejor comunicación para el desarrollo

En la actualidad, se pueden leer muchos y muy distintos análisis sobre las relaciones entre la comunicación y el desarrollo, con una gran riqueza conceptual y empírica, escritos tanto por académicos como por activistas y profesionales. Las respuestas al modelo modernizador para el desarrollo han sido variadas. Un claro reflejo de esta diversidad es la amplitud terminológica existente. Silvio Waisbord cita las siguientes: comunicación para el desarrollo, para el cambio social, información, educación y comunicación, comunicación para el cambio conductual, para la movilización social, comunicación estratégica marketing social, comunicación participativa, comunicación participativa estratégica (2005). Como señala este autor:

La proliferación de etiquetas, enfoques y teorías tiene como base muchos factores: las aspiraciones de los donantes y las agencias de tener proyectos firma, los esfuerzos de las ONGs y las agencias de fortalecer el conocimiento experto en enfoques específicos, las tendencias y debates académicos, la diversidad de las tradiciones disciplinares y de las experiencias laborales de profesionales y académicos; y la actitud ambivalente con respecto a las teorías y estrategias occidentales en el resto del mundo” (Waisbord, 2005).

Entre tanta etiqueta conceptual, la dificultad radica en generar un debate más amplio de contenidos (Pearce, 2000). La diversidad de problemas tratados y su complejidad técnica es enorme, pero surgen en un mundo en el que la ausencia de indicadores y de puntos de referencia políticos e intelectuales ha favorecido la profusión ecléctica de opiniones y perspectivas, pero no un debate ordenado y coherente sobre y entre ellas. Desde nuestro punto de vista, es necesario que se fomente la búsqueda de consensos para el desarrollo, más allá de los intereses particulares, por lo que en este caso la pregunta clave sería ¿qué comunicación para qué desarrollo? En la última década, la generación de sinergias para un mejor desarrollo ha dado lugar a marcos más claros y priorizados de desarrollo como son los Objetivos del Milenio (ONU, 2000) o La Declaración de París (2005). Estos pueden enmarcarse a su vez, como señala Acevedo (2006), en los paradigmas del enfoque de las capacidades de Amartya Sen y de la Sociedad Red de Manuel Castells.

En estos nuevos modelos de desarrollo (5), la comunicación adquiere un papel fundamental, pero de una profunda complejidad que hace necesaria la participación de las universidades en el esfuerzo.

3. El papel de las universidades en estos procesos

La universidad es un espacio en el que la distancia del campo de acción y el tiempo de reflexión pueden permitir evaluaciones a largo plazo, lejos de dinámicas cotidianas de trabajo. Es el lugar de producción de conocimiento crítico por excelencia, que da lugar a investigaciones en profundidad que promuevan transformaciones estratégicas de los marcos del desarrollo.

Desde los años sesenta la universidad ha sido el centro de las críticas al modelo modernizador y sus consecuencias sobre las gentes. A partir de los años noventa se plantea una amplia discusión teórica sobre si se debe transformar el desarrollo o debe abandonarse. Este debate académico, fundamentalmente deconstructivo, ha logrado una amplia difusión e influencia y ha fomentado una revisión profunda del concepto y sus aplicaciones en los diversos ámbitos que han puesto de relevancia las aportaciones existentes (en comunicación se puede seguir las consecuencias de este debate en Hemer y Tufte, 2005, Waisbord, 2005, Bruno y Guerrini, 2011)(6). Estas investigaciones son fundamentalmente teóricas, aunque en los últimos años, ya en el siglo XXI, esta perspectiva crítica ha derivado en enfoques más pragmáticos que permiten una reconstrucción del desarrollo, aunque sin abandonar la perspectiva crítica que permita mantener centradas las condiciones que no deben pasarse por alto (7). El objetivo estriba en reconstruir las agendas de desarrollo para elaborar formas de transformación social que incorporen las múltiples historias, y las formas de estar en el mundo resultantes. La pregunta clave en el actual debate para Arturo Escobar sería: “¿Cómo debe ser reconstruido el desarrollo para promover sociedades más democráticas, ambiental, social y culturalmente justas?” (2006: 316-317).

Este debate se ha traducido en una renovación de las teorías, metodologías, competencias profesionales, que trata de recuperar la relación más directa entre la producción del conocimiento (útil) y las demandas sociales que habían quedado desatendidas o en un segundo plano. La Antología de comunicación para el cambio social es el más claro esfuerzo en este sentido (Gumucio-Dagron y Tufte, 2008). Los esfuerzos de sistematización forman parte de este debate de corte académico que, con mirada más pragmática, mantienen una perspectiva crítica tratando de que permanezca la distancia entre las rutinas y las adscripciones corporativas. De esta manera, la universidad es el espacio adecuado no solo para generar conocimiento crítico, sino también para sistematizarlo, aplicarlo y transmitirlo, pues como hemos considerado antes, debe formar parte de la comunidad de desarrollo y fomentar las sinergias y alianzas que lo promuevan. Así, la universidad es también un lugar de aprendizaje, de enseñanza, donde adquirir las habilidades y competencias necesarias para el buen desarrollo profesional.

En este sentido, podemos señalar tres consensos básicos en la literatura de comunicación para el desarrollo actual que pueden servirnos como guía para la reflexión del papel de la universidad y las necesidades que se requieren tanto en docencia como en investigación para la profundización de la profesionalización en este ámbito. En primer lugar, la necesidad de poner el poder en el centro, tanto en el análisis teórico como en el plano aplicado. Los más pobres y vulnerables deben ser los empoderados por el desarrollo y esto no puede lograrse sin su participación. En segundo lugar, la idea reiterada de que nos encontramos ante un escenario complejo que requiere soluciones específicas y diferenciadas según los casos y contextos. Como señala Boaventura de Sousa Santos, ya no sirven soluciones únicas para los problemas particulares y complejos (2003). Por último, la mayoría de autores consideran que ante este complejo escenario es necesario apostar por un enfoque “caja de herramientas” en comunicación para el desarrollo (Waisbord, 2005).

4. El nuevo paradigma: la comunicación participativa

La búsqueda del empoderamiento de las comunidades y la participación es un punto de partida hoy ineludible para el uso de la comunicación en el desarrollo, tanto en contextos de donación como de intervención. La participación se ha convertido en el nuevo paradigma (Servaes y Malikhao, 2005) (8) en el que todos los autores parecen estar de acuerdo. En teoría, la inclusión de los diferentes actores y en especial la de los beneficiarios es un paso obligado para el éxito del desarrollo, como señalan la inmensa mayoría de los autores que aparecen en la bibliografía de este artículo.

Sin embargo, en la práctica “no solo el paradigma modernizador tiene una influencia persistente, sino que la comunicación participativa no se utiliza de forma tan extendida y completa como se considera” (Inagaki, 2006:8). La puesta en marcha de este modelo supone importantes esfuerzos y conocimientos, requiere antes que nada de cambios en la forma de pensar de los “comunicadores” (…) Requiere mucha más imaginación, preparación y trabajo duro (Servaes y Malikhao, 2005: 91).

Cada vez más lugares y gentes del Tercer Mundo han tenido experiencias centrales de desarrollo. Las poblaciones locales no son ajenas ya a los procesos de desarrollo y se han adaptado, asimilado, resistido, generando sus propios discursos (Monreal y Gimeno, 1999). El aumento de la participación requiere establecer relaciones con estos nuevos actores de desarrollo que se han multiplicado. Estos actores buscan visibilizarse, por lo que en la actualidad se representan muchas más voces e intereses, pero también se produce una fragmentación (PNUD, 2006). Es necesario generar comunidades comunicativas en las que participen amplias redes de actores que van desde la gente beneficiaria a las grandes agencias multilaterales de desarrollo pasando por las ONG, los gobiernos nacionales y descentralizados en vías de desarrollo y donantes o medios de comunicación (PNUD, 2006: 10). En este sentido, la universidad debe comprometerse en sinergias y alianzas para el desarrollo. La incorporación Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) ha insistido en la relación de la universidad con las empresas (como puede verse en Valero y Brunet, 1999 o de la Cuesta, 2011), olvidando a la sociedad civil y otras instituciones de desarrollo. El establecimiento de estas relaciones es complejo y requiere de inversión y planteamientos estratégicos (ver Roper, 2002 o Gimeno y Rincón, 2010).

Además, y especialmente en este contexto de crisis, los profesionales de este sector van a tener que trabajar intensamente con las nuevas tecnologías de la información (Acevedo, 2006). Las ONG señalan que se apunta claramente hacia “una mayor utilización de canales bidireccionales, tanto digitales como no digitales, que implican escucha, participación e interactividad”. Y añaden: “los responsables de comunicación manifiestan la necesidad de formación para aprovechar estos canales” (FPH, 2011.8).

Como vemos, estos nuevos requisitos profesionales suponen la necesidad de una formación profesional adecuada, especializada y dinámica, así como una investigación interdisciplinar y contextualizada, papeles que en nuestra opinión debería cumplir la universidad. Algunas de estas competencias están ya incorporadas en los renovados Grados de Comunicación (9) mientras que las más especializadas en el desarrollo pueden ser incorporadas en estadios superiores de formación como postgrados o programas de formación continua.

5. Soluciones específicas y diferenciadas

El segundo de los consensos pasa, como señala Waisbord, por una sensibilidad creciente que reconoce los problemas de la aplicación universal de estrategias que han sido exitosas en contextos específicos, tal como hacía el modelo modernizador de difusión de la información (2005). Se requieren conocimientos y capacidad de trabajo en una diversidad de los contextos locales con muy diferentes escenarios mediáticos, políticos, culturales, educativos… lo que implica un giro cultural en la comunicación (Waisbord, 2005), así como técnicas y estrategias de comunicación diferenciadas que tengan en cuenta las identidades culturales (Hemer y Tufte, 2005). Se pone en juego el dinamismo docente para incorporar nuevas habilidades a su currículo de competencias profesionales (10).

El aumento de la complejidad es fomentado, por ejemplo, por los cambios en los escenarios mediáticos glocalizados (Hemer y Tufte, 2005). Las implicaciones de la rápida transformación de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, que señala Manuel Castells, como oportunidades de distribución del poder y de mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos (2009). Estas se unen a la fragmentación antes señalada y dan lugar a un panorama mediático cada vez más complejo en los países en desarrollo:

El paisaje mediático en la mayoría de los países en desarrollo ha experimentado una revolución en los últimos quince años. Ha estado marcado por un aumento de la democratización, la subsiguiente liberalización de los medios, especialmente de la radiodifusión, con el consiguiente descenso del apoyo gubernamental a los antiguos monopolios y una mayor disponibilidad de nuevas y más efectivas tecnologías de la información y la comunicación (PNUD, 2006).

Este escenario, más diverso y más abierto, unido a las características específicas de los ámbitos de intervención (lucha contra la pobreza, salud, educación…) requiere de una amplia preparación que permita buscar técnicas de comunicación adecuadas a cada caso: desde intervenciones en medios de comunicación de masas tradicionales a la divulgación y la movilización social en los contextos de donación, pasando por el entretenimiento o la recuperación de radios locales. Es necesario conocer y aplicar muy diferentes especialidades de la disciplina comunicativa, pues como señala Erro:

Podemos hablar de la existencia de un problema comunicativo en la cooperación internacional para el desarrollo y en las ONGD en la medida en que no se acaba de asumir que la comunicación es mucho más que una disciplina, que los aspectos comunicativos atraviesan todo su campo de acción y a todas sus instituciones (2010:137).

En este sentido, el Banco Mundial señala en su manual comunicativo que se requieren conocimientos de comunicación corporativa (incluyendo promover la misión organizativa, seleccionar audiencias relevantes, etc.), comunicación interna (facilitar el flujo de información en la institución o en el proyecto), comunicación activista (influir para el cambio en el público o las políticas) y finalmente comunicación en contextos de desarrollo (comprometer a los diferentes actores y facilitar el cambio sostenible). Cada una de estas áreas requiere un conocimiento específico y capacidades para poder llevarlos a cabo de manera efectiva (Mefalopulos, 2008).

Estamos, por tanto, en un momento en el que los comunicadores que quieran contribuir solidariamente han de conocer y manejar un amplio abanico de estas herramientas aplicadas, lo que apuesta por una formación de tipo más práctica y por la resolución de problemas (Sierra, 2010).

6. Enfoque caja de herramientas

El último consenso al que nos vamos a referir es la necesidad de mantener un enfoque caja de herramientas que permita un acceso rápido a la información de fácil asimilación y transmisión. Las organizaciones internacionales generan muchas herramientas en este sentido, que incluso definen para ellos la Comunicación para el Desarrollo, y que parten de la práctica profesional. Así, la División de Comunicación del Banco Mundial considera que la comunicación para el desarrollo está basada en “investigación empírica que ayuda a construir consenso a la vez que facilita que el conocimiento se comparta para conseguir cambios positivos en las iniciativas de desarrollo” (Mefalopulos, 2008:8).

Podemos encontrar multiplicidad de cajas de herramientas realizadas por organismos internacionales que pueden servir para desarrollar habilidades y competencias profesionales.

El Banco Mundial propone formas de identificación de proyecto basada en la comunicación, de gestión de las decisiones para la estrategia o una caja de herramientas para la implementación (Mefalopulos, 2008). La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) propone métodos y técnicas comunicativas para la validación e implementación de proyectos, así como los medios de comunicación a utilizar en ámbitos rurales en desarrollo (2002). Y el Programa de las Naciones Unidad para el Desarrollo (PNUD) plantea cómo desarrollar proyectos de comunicación para el empoderamiento, en qué contextos y con qué actores (2006).

Estas herramientas parten de una reflexividad práctica que para David Mosse (2005) y Pieter De Vries (2007) caracteriza el modelo actual de desarrollo que se ha calificado de gerencial (11) y que se basa en la identificación constante de nuevos enfoques y diseños que, sin embargo, no tienen en cuenta las críticas de base que parten de la academia. En muchas ocasiones estas dinámicas de trabajo han traído las mismas consecuencias que el modelo precedente, olvidando los marcos críticos del desarrollo.

7. Conclusiones

Sesenta años de historia teórica y profesional del desarrollo, unidos a los actuales cambios en el escenario comunicativo globalizado, han ido sumando complejidad al oficio de poner la comunicación al servicio de los sectores más desfavorecidos y vulnerables. Los agentes de desarrollo (agencias multilaterales o estatales, ONGDs, etc.) desempeñan su trabajo en un contexto problemático y en una dinámica que no siempre permite implementar nuevas formas de enfrentarse a los desafíos que se plantean. Ante esta situación, es necesario que las Universidades participen como un actor que puede contribuir a la resolución de algunos de los problemas generados por estas rutinas, a través de la construcción de una nueva relación que no sea meramente instrumental, ni tampoco una mera deconstrucción crítica. Una nueva relación que les permita generar conjuntamente una verdadera cultura de la solidaridad, tanto en la producción de conocimiento como en la intervención social.

La profesionalización de la comunicación para el desarrollo no está aún plenamente desarrollada. Se necesitan nuevas capacidades y nuevas formas de hacer. Es decir, la producción y enseñanza de nuevos conocimientos por parte de las universidades.

La búsqueda de sinergias para el desarrollo, esto es, sumar esfuerzos y no dispensarlos. En este sentido, señalar el papel fundamental de la comunicación en su creación y mantenimiento. Se deben fomentar las relaciones con los actores con los demás actores del desarrollo. Si bien los esfuerzos en la creación del Espacio Europeo de Educación Superior han fomentado una relación preferente de las universidades con el mercado y las empresas, no se debe olvidar la relación con la sociedad civil, las ONG y otras instituciones de desarrollo. La docencia ligada a su aplicación profesional, tanto a nivel de grado como de postgrado, debe ser especializada, actualizada y responder a la complejidad actual que supone el trabajo en la transformación social y el desarrollo para permitir tanto una primera entrada al oficio de comunicador como a la formación continua. La docencia más general debería incorporar sentido ético y crítico, desarrollando la capacidad para comprender, debatir y participar en la solidaridad internacional. Como señala Acebedo, “el papel de la universidad debe consistir en poner el conocimiento al servicio del ser humano, de su progreso ético, realización personal, desarrollo profesional y vinculación solidaria con los intereses generales” (2006). La investigación tampoco debe olvidar el sentido crítico con una mirada tanto teórica como aplicada, sin perder de vista la realidad, fomentar las visiones complejas e interdisciplinares, contribuir a la definición de los principales problemas de la humanidad y la búsqueda de soluciones a través de la revisión de los marcos de desarrollo. Pero también debe generar la capacidad de aplicar esos conocimientos en forma de cajas de herramientas y difundirlos, recordando siempre que no vale cualquier desarrollo, sino un desarrollo más democrático, ambiental, social y culturalmente justo.

Referencias

  1. Los principales teóricos del desarrollo, entre los que destacan Arturo Escobar (1996), Gustavo Esteva (2000) y Gilbert Rist (2002), sitúan el inicio simbólico de la “era del desarrollo” en el ‘Discurso sobre el estado de la Unión’ pronunciado por el presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, el 20 de enero de 1949. Este discurso da lugar a un nuevo paradigma en las relaciones internacionales, que pasan por un transformar el enfoque en política exterior hacia un “programa de desarrollo basado en los conceptos de trato justo y democrático”, huyendo de los conflictos bélicos (Toledo, 2012).
  2. Campañas de comunicación a beneficio de dictaduras (Gumucio-Dagron y Tufte, 2008), desplazamientos forzosos (Bartolomé y Barabás, 1990), deterioros y desastres medio ambientales (Shiva, 2003; Toledo et alt., 2002), así como destrucción de la diversidad cultural y sus formas de vida, conocimiento y economía (Toledo, 2012) son algunas de las denuncias.
  3. Para las ONGD: “La crisis y los cambios que estamos viviendo modificarán la comunicación en los próximos años: sus esfuerzos se en focalizarán en llegar más a la sociedad civil, los medios de comunicación y las empresas” (FHP, 2011: 6).
  4. Así, “los objetivos comunicativos prioritarios para las ONG en los próximos años serán la captación de fondos, impulsar la participación social y la movilización ciudadana y buscar la colaboración entre las ONG” (FHP, 2011:6).
  5. No podemos desarrollar aquí con más profundidad sólo remitirnos a otros autores que plantean una amplia revisión para no perder de vista el objetivo de lograr “el aumento de las capacidades humanas, en particular de las personas que tienen los mayores déficits en este aspecto” (Bebbington y Mc Court, 2006: 3)
  6. Para una visión más amplia de estas teorías postestructuralistas, ver Toledo (2012).
  7. Destacan en este sentido las obras de Anthony Bebbington (1997; con Mc Court, 2007; con Hickey y Mitlin, 2008) y Escobar (2006).
  8. Así, por ejemplo, se señala que la ausencia de incorporación de la gente a los proyectos supone un fracaso en términos de eficiencia y eficacia económica, así como de sostenibilidad, puesto que los programas no son asimilados por los beneficiarios que terminan por abandonarlos cuando finaliza el periodo de intervención (Kottac, 1996).
  9. Citamos algunas de las que aparecen en el Libro Blanco de ANECA de los títulos de grado en Comunicación en relación a lo mencionado:
    • Capacidad y habilidad para expresarse con fluidez y eficacia comunicativa
    • Capacidad para leer y analizar textos y documentos especializados
    • Capacidad y habilidad para comunicar en el lenguaje propio de cada uno de los medios de comunicación tradicionales (prensa, fotografía, radio, televisión), en sus modernas formas combinadas (multimedia) o nuevos soportes digitales (internet), mediante la hipertextualidad.
    • Capacidad y habilidad para utilizar las tecnologías y técnicas informativas y comunicativas, en los distintos medios o sistemas mediáticos combinados e interactivos (multimedia).
    • Capacidad y habilidad para utilizar los sistemas y recursos informáticos y sus aplicaciones interactivas.
    • Capacidad y habilidad para buscar, seleccionar y jerarquizar cualquier tipo de fuente o documento (escrito, sonoro, visual, etc.) de utilidad para la elaboración y procesamiento de información, así como para su aprovechamiento comunicativo, persuasivo o de ficción y entretenimiento (Sierra, 2010).
  10. El EEES fomenta el manejo de otras lenguas, pero señala solo al inglés y otras lenguas extranjeras próximas, tales como el francés, el portugués y el italiano (Sierra, 2010). Las competencias necesarias para la comunicación para el desarrollo requieren no solo un conocimiento de otros idiomas (que además probablemente no sean solo estos) sino de los contextos más amplios en los que estos se utilizan.
  11. Es una traducción propia del término usado por David Mosse (2005) y Pieter de Vries (2007) “managerialism development”.

Referencias bibliográficas

ACEVEDO, Manuel (2006): Integración de las Tecnologías de la Información y Comunicación. Asignatura pendiente de la cooperación, CONGDE. http://www.pobrezacero.org/

BARTOLOMÉ, Miguel y BARABAS, Alicia (1990a): La presa del Cerro del Oro y el Ingeniero. El Gran Dios, Tomos I y II. México DF: Instituto Nacional Indigenista.

BEBBINGTON, Anthony (1997): “New states, new NGOs? Crise and transitions among rural development NGOs in the Andean Region” World Development 25(11): 1755-1765.

BEBBINGTON, Anthony y MCCOURT, Willy (Eds.) (2007): Development success: statecraft in the South. London: Palgrave Macmillan.

BEBBINGTON, Anthony; HICKEY, Sam y MITLIN, Diana (Eds.) (2008): Can NGOs Can NGOs Make A Difference? The Challenge of Development Alternatives. London: Zed.

BRUNO, Daniela y GUERRINI, Lucía (2011): “Cultura y posdesarrollo: enfoques, recorridos y desafíos de la comunicación para otros mundos posibles”, en Signo y Pensamiento, vol. XXX, 58: 156-169.

CASTELLS, Manuel (2009): Comunicación y Poder, Madrid: Alianza Editorial.

CUESTA, Marta de la (2011): Responsabilidad Social Universitaria, Fundación Carolina, www.fundacióncarolina.es.

ERRO SALAS, Javier (2010): “Comunicación, cooperación internacional para el desarrollo y ONGD: un modelo de trabajo desde la educación y la cultura” en ERRO, Javier y BURGUI, Teresa. Comunicando para la Solidaridad y la Cooperación. Cómo salir de la encrucijada, Foro Comunicación, Educación y Ciudadanía, Pamplona: Accesible en línea. http://www.plataformavoluntariado.org/resources/70/download

ESCOBAR, Arturo (1996): La invención del tercer mundo: construcción y deconstrucción del desarrollo. Bogotá: Editorial Norma.

——— (2006): “Places and Regions in the Age of Globality: Social Movements and Biodiversity Conservation in the Colombian Pacific”, www.unc.edu/~aescobar/html/ texts.htm (Consultado en marzo de 2007).

ESTEVA, Gustavo (2000): “Desarrollo”, en Andreu VIOLA(Ed.), Antropología del desarrollo. Barcelona: Paidós.

FAO (2002): The Methodological Guide for Designing and Implementing a Multimedia Communication, FAO, Roma.ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/005/y4334E/y4334E00.pdf

FUNDACIÓN HAZLO POSIBLE (2011): Informe sobre las necesidades comunicativas de las ONG, Bidez/Comunidad de Madrid: Madrid. www.hazloposible.org.

GIMENO, Juan Carlos y RINCÓN, Claudia (eds.) (2010): Conocimientos del mundo. La diversidad epistémica en América Latina, Madrid: La Catarata.

GUMUCIO-DAGRON, Alfonso y TUFTE, Thomas (comp.) (2008): Antología de comunicación para el cambio social, Consorcio de Comunicación para el Cambio Social, Nueva Jersey.

HEMER, OSCAR y TUFTE, Thomas, eds (2005): Media and Glocal Change. Rethinking Communication for Development, Buenos Aires, Göteborg: CLACSO/Nordicom. biblioteca virtual.clacso.org.ar/ar/libros/edicion/media/media.html.

INAGAKI, Nobuya (2007): “Communicating the Impact of Communication for Development. Recent Trends in Empirical Research”, en World Bank Working Paper, 120, World Bank, Washington. www.worldbank.org.

KOTTAK, Conrad (1996): “Cuando no se da prioridad a la gente: algunas lecciones sociológicas de proyectos terminados”, en Poner a la gente primero. Michael Cernea (Comp.) México: Fondo de Cultura Económica.

MEFALOPULOS, Paolo (2008): Development Communication Sourcebook. Broadening the Boundaries of Communication, Banco Mundial, Washington.

MOLINA CAÑABATE, Juan Pedro (2006): “La profesionalización de los Directores de Comunicación de las ONG”, en Actas del VIII Foro Universitario de Investigación en Comunicación. Comunicación alternativa, ciudadanía y cultura. Madrid. 21-23 de noviembre de 2006. http://jpmolina.files.wordpress.com/2007/12/profesionalizacion_dircom_ong.pdf

MONREAL, Pilar y GIMENO, Juan Carlos (1999): “Introducción. El poder del desarrollo: antropología de un encuentro colonial”, en Juan Carlos GIMENO y Pilar MONREAL(Eds.), La controversia del Desarrollo. Críticas desde la antropología. Madrid: Los libros de la Catarata.

MOSSE, David (2005): Cultivating Development. An etnography of aid policy and practice. London: Pluto Press.

PEARCE, Jenny (2000): “El desarrollo, las ONG y la sociedad civil: el debate y su futuro”, en Jenny PEARCE(Ed.), Desarrollo, ONG y Sociedad Civil. Oxford: Oxfam GB.

PNUD (2006): Communication for Empowerment: developing media strategies in support of vulnerable groups, PNUD. web.undp.org/oslocentre/docs06/Communicationforempowermentfinal.pdf

RIST, GILBERT (2002): El desarrollo: historia de una creencia occidental. Madrid: Los libros de la Catarata.

ROPER, Laura (2002): “Achieving successful academic–practitioner research collaborations”, Development in Practice 12 (3&4):338–345.

SANTOS, Boaventura de Sousa (2003): Crítica de la razón indolente contra el desperdicio de la experiencia, Volumen I. Para un nuevo sentido común: la ciencia, el derecho y la política en la transición paradigmática. Bilbao: Desclée de Brouwer.

SERVAES, Jan y MALIKHAO, Patchanee (2005): “Participatory communication: the new paradigm?” en HEMER, Oscar and TUFTE, Thomas, eds. Media and Glocal Change. Rethinking Communication for Development Buenos Aires, Göteborg: CLACSO/Nordicom. bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/edicion/media/media.html

SHIVA, Vandana (2003): Cosecha Robada. El secuestro del suministro mundial de alimentos. Barcelona: Editorial Paidós.

SIERRA, Javier (2010): “Competencias profesionales y empleo en el futuro periodista”, RED. Revista de Educación a Distancia. 23.

TOLEDO, Ana (2012): Antropólogos, caciques e indígenas. Cartografías del desarrollo en el Papaloapan (Oaxaca, México), Sepha, Málaga.

TOLEDO, Víctor; ALARCÓNCHAIRES, Pablo; MONGUEL, Patricia; OLIVO, Magali; CABRERA, Abraham; LEYEQUIEN, Eurídice y RODRÍGUEZ-ALDABE, Yamara (2002): “Biodiversidad y pueblos indios en México y Centroamérica”, en Biodiversitas, Boletín Bimestral de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad 7 (43 – julio).

VALERO, Luis y BRUNET, Ignasi (1999): “Algunas consideraciones sobre la universidad del siglo XXI”, Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 2 (1).

VRIES, Pieter de (2007): “Don’t compromise your desire for development! A Lacanian/Deleuzian rethinking of the anti-politics machine”, Third World Quarterly 28 (1): 25-43.

WAISBORD, Silvio (2005): “Five key ideas: coincidences and challenges in development communicaction” en HEMER, Oscar and TUFTE, Thomas, eds. Media and Glocal Change. Rethinking Communication for Development Buenos Aires, Göteborg: CLACSO/ Nordicom. bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/edicion/media/media.html.